Las alergias o intolerancias alimentarias son reacciones adversas causadas al comer un alimento o alguno de sus componentes.

El Subcomité de Reacciones Adversas a Alimentos de la European Academy of Allergology and Clinical Imnunology (EAACI) propone una clasificación de las reacciones adversas basada más en los mecanismos que en las manifestaciones clínicas.

Están las reacciones adversas tóxicas que están causadas por sustancias tóxicas que producen trastornos en cualquier persona. Entre los ejemplos de contaminantes podemos citar las toxinas bacterianas (Clostridium botulinun), las micotoxinas, los metales pesados, los pesticidas y los antibióticos; y entre los naturales están los glucósidos cianógenos, los bociógenos (el berro y el nabo) y la solanina (patatas y tomates verdes).

Y las reacciones adversas no tóxicas que están causadas por sustancias no tóxicas y que solamente afectan a personas susceptibles. Dentro de este tipo, encontramos:

  • Reacciones alérgicas. Las con origen inmunológico, sobre todo mediadas por IgE. Hay otras reacciones que pueden no estar mediadas por IgE, como la enfermedad celíaca.
  • Producidas por un mecanismo no inmunológico. Puede ser metabólica, en relación con un déficit de enzimas involucradas en el metabolismo de un alimento (p. ej., déficit de lactasa, la enzima que metaboliza el azúcar de la leche); farmacológica, por compuestos químicos presentes de forma natural en los alimentos (histamina, fenilalanina, tiramina, etc.) o indeterminada, en la que participan ambos mecanismos u otros no bien aclarados.

Pero, ¿qué diferencian las alergias de las intolerancias alimentarias? Las alergias provocan alteraciones del sistema inmune (estornudos, tos, picores, erupciones en la piel, dolor abdominal, diarreas, etc.) producidas por la exposición a uno o varios alérgenos. Mientras que las intolerancias alimentarias son más alguna alteración digestiva, como diarrea, vómitos, dolor abdominal y, además, se trata de síntomas que no aparecen de forma súbita.

¿Cómo prevenir éstas reacciones?

Consiste en prevenir y evitar el contacto, ingestión o inhalación del alimento o componente del alimento causante de la reacción alérgica o intolerancia. Esta recomendación parece sencilla, pero nada más lejos de la realidad porque una correcta dieta de exclusión supone una vigilancia continua, con objeto de evitar la exposición a alérgenos presentes y ocultos en la cantidad de alimentos procesados existentes en el mercado.

En caso de intolerancia alimentaria (p.ej, a la lactosa), puede ser suficiente limitar el tamaño de las raciones que se consumen del alimento en cuestión, para evitar los síntomas.

Las recomendaciones de la EAACI (Comité de Reacciones Adversas a Alimentos de la Sociedad Española de Alergia e Inmunología Clínica) aconsejan:

  • La correcta identificación del alérgeno. Es básica para instaurar la dieta de eliminación.
  • El conocimiento de fuentes de exposición inadvertidas. Conocimiento de los alimentos preparados que puedan contener el ingrediente al que se es alérgico. Es importante la correcta identificación del etiquetado en los productos manufacturados.
  • El conocimiento de reactividades cruzadas. Con alimentos de la misma familia o diferentes.
  • Otro apartado importante es la presencia de alérgenos ocultos en alimentos procesados industrialmente por diferentes fallos en la cadena de producción o en el etiquetado.

¿Dónde se encuentran los alérgenos?

En ocasiones el alérgeno es el propio alimento, como es el caso de los pescados o los huevos. En otras ocasiones es un componente alimentario, como el gluten (que es una proteína de algunos cereales) o la lactosa (que es el azúcar natural de la leche).

Sin embargo, muchos otros alimentos que aparentemente podrían incluirse en la dieta también pueden contener alérgenos. La razón es que muchos de ellos se usan como ingrediente de alimentos procesados como la lactosa, el gluten, la soja, algunos derivados del huevo, el apio, los cacahuetes u otros frutos secos.

Desde diciembre del 2014, es obligatorio informar al consumidor sobre la presencia de alérgenos en todos los alimentos, envasados o no, incluidos los puestos a su disposición en bares y restaurantes, comedores escolares u hospitales, y los vendidos a granel.

La normativa del etiquetado pauta la declaración obligatoria de los 14 alérgenos sobre los que se debe advertir al consumidor. Estos son:

  • Cereales que contengan gluten y productos derivados.
  • Crustáceos y productos a base de crustáceos.
  • Huevos y productos a base de huevo.
  • Pescado y productos a base de pescado.
  • Cacahuetes y productos a base de cacahuete.
  • Soja y productos a base de soja.
  • Leche y sus derivados (incluida la lactosa).
  • Frutos de cáscara (almendras, avellanas, nueces, anacardos, pacanas, castañas de Pará, pistachos, nueces de macadamia y, nueces de Australia, y productos derivados).
  • Apio y productos derivados.
  • Mostaza y productos derivados.
  • Granos de sésamo y productos a base de granos de sésamo.
  • Anhídrido sulfuroso y sulfitos en concentraciones superiores a 10mg/kg ó 10 mg/l expresado como SO2.
  • Altramuces
  • Moluscos o productos a base de moluscos.

Fuentes.
http://www.efesalud.com/alergias-o-intolerancias-alimentarias-diferencias
www.elsevier.es/es-revista-offarm-4-pdf-13090873-S300
http://www.elika.eus/datos/articulos/Archivo913/art%C3%ADculo%20alergias%20sep.pdf

Equipo de redacción
Alfonso Martínez
Naturista y fitoterapeuta

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