La depresión no es sólo una patología de la vida adulta. Su prevalencia es del 8,56% en la población adolescente baja al 5%, pero en la población adulta mayor es el 10%, convirtiéndose en el trastorno psiquiátrico más frecuente en esta etapa. Además de ser una enfermedad presente en todas las edades, se trata también de una patología infra diagnosticada en todas las etapas de la vida
En este sentido, entre las causas del infra diagnóstico, se manifiesto la “falta de adecuación de los criterios actuales para identificar manifestaciones depresivas en el adulto mayor”. Una realidad que, según la experta, se traduce en que el “25% de las personas mayores presentan síntomas psiquiátricos que pasan inadvertidos”. Y es que, muchos de los ancianos tardan en expresar esta situación o, incluso, llegan a pensar que es una circunstancia “normal” asociada a la edad.
En el caso de los niños y adolescentes, se indica que esta dificultad diagnóstica se debe a que los síntomas de la depresión infantil “no se manifiestan de forma clara” y, muchas veces, se “superponen” o se “enmascaran” con situaciones como que al niño le duele la cabeza o no quiere ir al colegio.
¿Cuándo tomar un tratamiento?
Se afirma que en la infancia y la adolescencia es “clave” invertir en mejorar el diagnóstico, la asistencia y el tratamiento de estas patologías ya que, como recuerda, el suicidio es la segunda causa de muerte en la adolescencia, por detrás de los accidentes de tráfico. Además, si no es tratada a tiempo, puede tener consecuencias graves en la edad adulta.
“El pronóstico depende de la prevención temprana”, destaca el psiquiatra infanto-juvenil, que asegura que “en niños los años de vida perdidos son irrecuperables”.
Respecto a las diferencias de género, se recuerda que la depresión es una enfermedad más prevalente en la mujer, con “una relación 2 a 1 en todas las etapas de la vida, desde la pubertad hasta la ancianidad”.
Esta circunstancia se debe, por un lado, a una “combinación de factores neuroendocrinos y biológicos, en concreto, el incremento en la reactividad al estrés y la fluctuación de hormonas sexuales en las mujeres”. Aunque otra posible explicación es la “inadecuación” en la identificación de la posible sintomatología en el hombre que, hasta la fecha, no ha sido incluida en la escala médica.
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Alfonso Martínez
Naturista y fitoterapeuta
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