El miedo a estar solos y el daño a la salud

 

Seguimos hablando sobre el temor.

Una de las cosas que con frecuencia observo en mis pacientes es el temor a la soledad y con este temor la gente se aventura en relaciones tortuosas, irrespetuosas y hasta violentas poniendo en la mesa como pago el amor propio e incluso la dignidad por no estar solos ya que tememos a la soledad.

Estar solos es en ocasiones tan necesario como estar acompañados, la soledad nos ensaña mucho sobre nosotros mismos; mi filósofo favorito dijo “Conócete a ti mismo” y yo siempre he considerado que ahí radica la salud mental y la felicidad pero si todo el tiempo estamos escuchando las voces del exterior, atentos a la existencia de otros nunca podremos escuchar nuestra propia voz interior y mucho menos conocer sobre nosotros mismos como bien Sócrates lo mandó.

Una de las cosas que los humanos deberíamos aprender es que el amor y las relaciones se basan en la reciprocidad y que cuando no existe este principio simplemente nada vale la pena en mantener una relación con alguna persona y es entonces el momento adecuado y necesario de la soledad, de estar solos para poder oírnos, para poder atendernos, sanarnos, querernos, valorarnos y volver a amar pero con las condiciones que el amor expresado solicitan como respuesta y esto es la reciprocidad de la cual hablo, no podemos dar, no debemos amar ni estar con alguien a quien “le tiramos la bola” y no nos devuelve.

El amor es el sentimiento tal vez más fuerte que existe y el planeta, la vida, la humanidad se ha sustentado en el amor así como el desamor ha sido parte de su destrucción, si el amor nos sustenta tan bien entonces debemos conocerle, identificarle y valorarlo y para ello el amor propio es la medida adecuada, vuelvo a la frase de Sócrates y agrego “Conócete a ti mismo…ámate a ti mismo”

Cuando debamos estar solos no olvidemos que es el amor el que nos ha movido a determinar una separación, el amor que sentimos hacía adentro porque si ese amor no existe entonces nos quedaremos en relaciones tortuosas a sufrir, a mal vivir y sobre todo deteriorar la salud todo por miedo a la soledad, nunca estamos solos hay personas que piensan que dios está con ellos y es válido para términos de conformidad yo considero que el mejor amigo de nosotros somos nosotros mismos y cuando esta amistad es fuerte entonces no existe soledad solo existe estar solo, estar solo para pensar, estar solo para querernos.

A mis pacientes que enfrentan una separación solo les puedo decir que una relación comienza por amor y termina por amor, olvídense del desamor pues la relación comienza porque alguien amó para iniciarla y termina porque alguien amó (a si mismo) para entender que era momento de terminar, quédense con la razón de saber que el futuro siempre es mejor para aquellos que se aman.

Si no pudimos estar con alguien es porque la vida nos guía cual maestro guía a un ciego, no sabemos a dónde nos lleva pero el destino si lo sabe, siempre estaremos mejor aunque en el momento el dolor y sobre todo el sufrimiento no nos dejan ver muy claro.

Dolor y sufrimiento son dos cosas diferentes el primero está inserto en nuestra naturaleza y es evolutivo incluso el segundo está inserto en nuestra mente y es involutivo, sentir dolor es natural sufrir es opcional, al dolor el cerebro nos ayudará el finalmente nuestro padre verdadero al sufrimiento nos ayudará el amor propio y pronto, tarde o temprano lo superamos porque somos evolutivos; está en nuestros genes y no debemos dudar nuestra naturaleza.

Llorar, extrañar, no olvidar son cosas que podemos darnos el lujo de dejar suceder pero volver atrás solo por temor no debemos permitirlo.

Abrazos

Alfonso Martínez

Naturista y fitoterapeuta.