La atención humana al paciente.

Hace unos días vino a mi consultorio una paciente en seguimiento por calcificaciones en su pecho los cuales yo había estado tratando con resultados positivos desde unos tres meses antes; debo aclarar que los depósitos de calcio en glándulas mamarias no tienen ni relación al calcio de consumo ni tampoco son signo de cáncer, entonces esta paciente venía asustada, angustiada y en estado de depresión aguda pues durante mi jornada por Monterrey y Guadalajara ella tuvo que acudir al seguro social y el ser evaluada el medico que tardó 10 minutos atendiéndole le dijo viendo los mismos estudios que yo había evaluado antes «creo que tienes cáncer y necesito hacerte unos estudios», y como deben saber esto en el IMSS significa tramites y espera larga a lo cual la paciente no quiso esperar y se realizó los estudios fuera del seguro y le llevó los estudios estos al mismos doctor para oír la mala noticia que no podía revisarlos pues el los mandó dentro del mismo seguro y no particulares; que poca humanidad y nada de sensibilidad; me ha traído a evaluar estos estudios y le he calmado pues cáncer no tiene y seguimos en tratamiento por calcificaciones sin embargo la angustia y depresión causada por la sospecha ha sido ingratitud agregada al mal trato recibido, no es solo una historia sino muchos las que escucho, pacientes de los cuales el médico «sospecha» que son diabéticos y esta sospecha la hacen en voz alta para confirmar que el paciente no está diabético, hoy una paciente por seguimiento de cáncer viene con la novedad que su doctor (tratamiento concomitante conmigo) le ha reportado metástasis pero necesita confirmar esto y la paciente me ha manifestado que en un momento pensó en quitarse la vida no sin antes venir a verme para darnos cuenta que la metástasis no está confirmada. La sospecha de un mal pronóstico debemos entender que es como una gota de veneno que no podemos administrar sin conciencia, si tengo una sospecha mayor debo confirmar sin que el paciente sienta angustia, ansiedad, depresión.  Cuando los datos sean duros y hayamos confirmado un diagnostico negativo para el paciente tampoco podemos dar la noticia así como quien avienta una ofensa sino buscar las palabras adecuadas y dar un mensaje aunado de esperanza porqué aún frente al peor diagnostico siempre existe algo de esperanza, esperanza de sanar, esperanza de vivir más, esperanza de calidad de vida, esperanza de calidad de muerte; esperanza de lo que sea pero debemos dar un mensaje que al paciente le dé un poquito de paz en medio de la angustia que por sí solo el diagnostico representa pero lado opuesto a veces pienso que algunos médico disfrutan de forma ingrata diciéndole a un paciente «estas diabético, tienes cáncer, esto no tiene cura, te vas a morir».

Tengo una paciente que viene de un lugar de Puebla, su hijo fue internado en el IMSS por una crisis aguda de ansiedad, comenzó la medicación con benzodiacepinas y otras sustancias antidepresivas empeorando a los pocos días para ser remitido a psiquiatría,  en psiquiatría ha sido confinado a un lugar donde están personas con sus facultades mentales muy dañadas y no ha habido ni tan siquiera un diagnóstico certero para saber si este paciente está esquizofrénico o padece estado obsesivo-compulsivo o simplemente padece una depresión o estado de ansiedad aguda pero ya está allí todos los días entre excrementos, discusiones, gritos, peleas de otros enfermos (que si claramente  están enfermos) y por si esto no fuera poco el director del hospital lo humilla, ofende y daña más con sus comentarios que parecen salidos de una película de terror «nunca te vas recuperar, aquí te vas a morir, ni creas que vas a pasar año nuevo con tu familia, estás loco igual que los otros, deseas matarte y tienes que decírmelo» son palabras que todos los días este joven oye de su doctor quien ha llegado a amenazarlo con «madrazos» de los de seguridad y la paciente quien también ha sido humillada por este doctor de quien omito su nombre (pero he sugerido sea denunciado) con palabras como «usted no sabe nada aquí el doctor soy yo, ni crea que se va a llevar a su hijo, usted cállese» y mi primera pregunta fue ¿Por qué no lo sacan al paciente con urgencia de allí? y es que si sale por voluntad sin haber sido dado de alta va a perder su trabajo en Aurrera y el seguro de su familia consecuentemente según su madre me lo explica y yo pregunto ¿Está sano ese doctor de su mente? ¿Cómo el sistema de salud permite a un hombre sin la mínima humanidad hacer frente a enfermos como estos?; otro doctor del seguro social especialista en oftalmología pasa a grupos de 7 pacientes para ser atendidos en 20 minutos y en esos 20 minutos cada paciente tiene derecho a hablar dos y en 5 minutos ya dio diagnóstico y receta para todos…que sistema tan loco.

No termino si sigo este tema, todos los días atiendo pacientes que vienen muy dañados y ofendidos por la medicina alopática y en especial por el sistema de salud, cirugías innecesarias, mala praxis, ofensas, humillaciones; diabéticos que en la vida nunca se han tomado 40 minutos para educarle sobre su alimentación, pacientes mal diagnosticados pero si asustados, deprimidos, ansiosos por palabras aventadas sin sensibilidad.

Los médicos debemos entender nuestro verdadero papel en la medicina y sobre todo ante el paciente y de vez en cuando despojarnos de nuestra envestidura y empatizar con el dolor del paciente, entender que cada palabra nuestra en el paciente será una luz o plena oscuridad.

Alfonso Martínez

Naturista y fitoterapeuta