Generalidades: Los chorros se efectúan con una manguera, y pueden ser con agua fría, tibia, caliente o alternativa; en un principio se deben aplicar chorros tibios, para ir disminuyendo progresivamente la temperatura según el enfermo. Cuando se efectúan de forma alterna se debe empezar con agua caliente para luego pasar al agua fría. Los chorros de agua fría estimulan mucho mas el organismo que los de agua caliente. Cuando se efectúan parcialmente solo se debe relajar al descubierto la parte sobre la cual se va a aplicar un chorro. No debe sentirse frío ni durante ni después de mismo y hay que entrar en calor rápidamente y de no ser así hay que meter al paciente en la cama con mantas para que reaccione el cuerpo. Los chorros, en general, producen un efecto estimulante, endurecen los vasos sanguíneos, activan el metabolismo, mejoran la circulación y fortalecen los órganos tejidos. Deben realizarse siempre en ayunas o después de haber transcurrido 3 horas del ultimo alimento ingerido. y no se deberá comer hasta transcurrida media ora después de haber efectuado el mismo.

Los chorros fríos pueden producir un dolor punzante, que indica que hay que interrumpir el tratamiento; este tipo de chorros hay que ir aplicándolos de un modo parcial y progresivo. Hay dos grandes tipos de chorros: los chorros simples y los chorros relámpago: en estos últimos, el agua sale a mayor presión y además de las propiedades de los chorros simples, constituyen un poderoso masaje de los vasos sanguíneos, facilitan la eliminación de los desechos orgánicos, y combaten la obesidad, el reumatismo y la ciática.