El ajenjo (Artemisia absinthium) posee acción colerética, antihelmíntica, antibacteriana, además de emenagogo, vermífugo y favorecedor de las funciones digestivas. Popularmente se emplea en forma de infusión para malestares estomacales y hepáticos, para eliminar parásitos intestinales, regular el ciclo menstrual (emenagogo) y como tratamiento del resfrío con tos.

Debido a las lactonas sesquiterpénicas que desprenden su sabor amargo, el ajenjo produce un incremento de las secreciones gástricas y de la bilis. Además de que entra en la composición de varias bebidas alcohólicas, como aperitivos, de libre venta en el comercio.

De acuerdo con ESCOP y comisión E, el ajenjo está indicado principalmente para la pérdida del apetito, dispepsia y discinesia biliar. En general se emplea como amargo aromático en caso de inapetencia, anorexia, dispepsias hiposecretoras, discinesias hepatobiliares, espasmos gastrointestinales y flatulencia.  

En medicina popular se ha utilizado en el tratamiento de la oxiuriasis, por vía interna y en dermatomicosis, otitis, heridas, quemaduras y ulceraciones dérmicas, por vía tópica.

Forma de empleo
Se emplea la hoja y la parte florida desecada, pulverizada, troceada en infusión o decocción y en forma de extractos y tinturas. Se utilizan de 1 a 1.5 gramos de la planta por cada taza de agua en infusión o decocción y se puede tomar hasta 3 veces al día.

Equipo de redacción
Alfonso Martínez
Naturista y fitoterapeuta

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