La palabra disciplina engloba en sí un conjunto de reglas de comportamiento para mantener el orden y cuyo cumplimiento de manera constante conducen a cierto resultado. Disciplinar a los niños es un acto para normar la conducta cuando no es deseable…

Es importante tomar en cuenta algunos factores al ejercer la disciplina, sin duda, los golpes no son la mejor manera para educar. El uso del castigo físico tiene efectos negativos, puesto que, incrementa la conducta agresiva y la impulsividad de los niños, al golpear, le estamos enseñando al niño que los golpes son maneras de solucionar conflictos.

Sin embargo, es importante establecer reglas y límites para poder frenar ciertos impulsos, ciertas necesidades descontroladas que querrán satisfacer de inmediato. De lo contrario los hijos aprenderán que sus deseos son órdenes y actuarán en consecuencia.

Es necesario hacer una diferenciación importante entre regañar y dialogar. Regañar sugieren el uso del lenguaje para sancionar lo que ha hecho mal; la diferencia es que el regaño guarda un sentido unidireccional, es decir, cuando el padre asume el papel de juez: acusando y sancionando, sin establecer un intercambio dialógico en el que explique al niño los motivos de la sanción y las consecuencias que traerá. En cambio, dialogar como técnica disciplinaria está basada en las explicaciones y supone que el niño entiende lo que ha estado mal y sus consecuencias, es un ejercicio de habla con el adulto, creando un espacio para regular su conducta.

Quizás el equilibrio sea la respuesta para éste tema, como en tantos otros. Equilibrio en la relación de padres e hijos, entre los derechos y deberes de ambos, no confundir autoridad y autoritarismo, entre saber cómo ser padres en éstos tiempos y un modelo de paternidad heredada (donde la educación tradicional decía que “la letra con sangre entra”), puesto que violencia genera más violencia.

Se debe observar con qué severidad están actuando los padres, qué tono y actitud asumen al respecto y qué tan persistentes son en hacer cumplir lo que se quiere.

Asumir nuestra responsabilidad y nuestro papel como padres, es la única manera de evitar que las nuevas generaciones se ahoguen en el descontrol y la falta de propósito en el que se está hundiendo esta sociedad, que cada día parece ir más a la deriva, sin valores, principios, límites, parámetros y por lo tanto sin futuro.

Los niños tienen que aprender desde muy pequeños y dejarles bien claro el significado del “sí” y del “no”, porque de lo contrario podemos encontrar numerosos problemas a lo largo de su vida, tanto nosotros como ellos.

Mi opinión respecto al tema es clara: No hay necesidad de golpes cuando al niño desde pequeño se le enseña a respetar límites con amor. Los niños son bastante inteligentes no hay que subestimarlos.

Erika
Psicóloga
Alfonso Martínez
Naturista y fitoterapeuta

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