La alcachofa (Cynara scolymus) es un alimento presente en la dieta mediterránea, sus grandes propiedades han demostrado que tiene acciones carminativa, espasmolítica, estimulante del apetito, antiemética e hipocolesteremiante.
ESCOP recomienda su uso en molestias digestivas (por ejemplo dolor de estómago, náusea, vómitos, sensación de plenitud, flatulencia) y disfunciones hepatobiliares. La EMA considera solamente el uso tradicional para el alivio sintomático de los trastornos digestivos como la dispepsia con sensación de plenitud, hinchazón y flatulencia.
Las principales acciones farmacológicas están relacionadas con los procesos que intervienen en la digestión, eupéptica, colerética, colagoga, antiemética y aperitiva, en las que parecen intervenir los derivados cafeilquínicos, en especial la cinarina y el ácido clorogénico, y las Lactonas sesquiterpénicas como la cinaropicrina.
En la alcachofa está presente un hidrato de carbono de reserva que es la inulina; un tipo de fructooligosacarido (FOS), construido por varias unidades de fructosa con enlaces que son resistentes a las enzimas intestinales. Por lo que llega al intestino grueso y allí las enzimas de los microorganismos que colonizan esta parte de nuestro intestino las digieren y las utilizan.
También tienen acciones colagogas y coleréticas gracias a la cinarina, derivado del ácido cafeico, entonces incrementa la producción y liberación de bilis. De esta forma es útil en casos de trastornos dispépticos relacionados a una escasa producción de bilis, y mejora la digestión de comidas ricas en grasa.
Equipo de redacción
Alfonso Martínez
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