Obesidad

La obesidad constituye una patología crónica, que presenta no solo una mayor mortalidad, sino que también comorbilidad, en relación a su gravedad, a mayor IMC mayores complicaciones, y a su distribución, mayores comorbilidades con obesidad central que con la de distribución periférica. También la obesidad se ha convertido, tras el tabaquismo, en la segunda causa de mortalidad evitable.

Datos de la OMS muestran que en 2005 había aproximadamente 1.600 millones de adultos (de 15 años y mayores) con sobrepeso y que por lo menos 400 millones de adultos eran obesos. 20 millones de niños menores de 5 años tenían sobrepeso en todo el mundo en 2005.

Por ello resulta evidente que la obesidad se identifique como un importante factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades crónicas de gran prevalencia en países desarrollados como la HTA, dislipemia y diabetes mellitus tipo 2 aunque también se han asociado otras como la cardiopatía isquémica, el accidente vascular cerebral, el síndrome de hipoventilación y apnea del sueño, la esteatohepatitis no alcohólica, la colelitiasis, la osteoartrosis y alteraciones en la reproducción. Pero también de otras patologías como la artrosis, la enfermedad musculoesquelética más frecuente, de tal modo que las personas con este problema tienen casi 7 veces más probabilidades de sufrirla.

La evidencia científica muestra que la probabilidad de sufrir artrosis en personas que tienen un índice de masa corporal (IMC) superior a 30, lo que se considera obesidad, es 6,9 veces mayor que en personas con pero normal, con un IMC de 20 a 25. Además, hay datos que muestran que la prevalencia entre las personas con artrosis de rodilla es del 38% en mujeres y del 28% en hombres.

La obesidad ejerce un mecanismo negativo sobre las articulaciones que puede explicarse por el efecto de la carga excesiva que provoca una mayor degradación del cartílago articular, pero también ejerce otro mecanismo sistémico, en relación a la alteración metabólica asociada a la obesidad. Por lo tanto se considera el tejido adiposo como un verdadero órgano endocrino, productos se sustancias con capacidad inflamatoria que podrían ejercer un efecto lesivo sobre el cartílago articular, independientemente del efecto carga.

Sin duda alguna la pérdida de peso se considera una estrategia a tener en cuenta para mejorar el pronóstico de la artrosis. Pequeñas pérdidas de peso, como disminuir 4 o 5 kilos, o 2 puntos de IMC, consiguen disminuir el riesgo de osteoartritis en un 50%.

Así que, la obesidad repercute de manera negativa en la evolución y efectividad del tratamiento de la artrosis.

Fuentes.
http://www.fesnad.org/publicaciones/pdf/RENC_SEEN.pdf
infosalus.com

 

Diana
Equipo de redacción
Alfonso Martínez
Naturista y fitoterapeuta

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