La parte utilizada son las hojas, aunque popularmente se emplea el aceite que se obtiene del fruto. Sin embargo, las hojas también poseen propiedades que benefician la salud, por lo que desde tiempos antiguos sus hojas han sido apreciadas por sus propiedades medicinales. Las hojas del olivo presentan actividad antihipertensiva, hipoglucemiante, febrífuga y diurética.

Tradicionalmente las hojas de olivo ayudan con el tratamiento de la hipertensión arterial leve o moderada, además de estimular las funciones digestivas y facilitar la eliminación urinaria según el ministerio de sanidad francés. También ayuda a reducir los niveles de triglicéridos y colesterol LDL “malo”, ayudando a evitar la formación de trombos causantes de infartos e ictus. Incluso las hojas de olivo ayudan a prevenir y aliviar la artritis reumatoide, la artrosis e incluso la gota.

El extracto de la hoja de olivo se asocia a un gran número de efectos terapéuticos beneficiosos, es un gran tónico cardiovascular y manifiesta propiedades antihipertensivas, vasodilatadoras, diuréticas, antitrombóticas y antioxidantes, pero quizás su propiedad más interesante sería como estimulador del sistema inmune.

Por otra parte, el aceite de olivo es popularmente utilizado para el estreñimiento, como coadyuvante en el tratamiento de las hiperlipemias y en la prevención de la arteriosclerosis. Mientras que para su uso externo es ocupado en casos de dermatitis, eccemas secos, psoriasis, quemaduras, escaldaduras, ictiosis y deshidrosis.

Para preparar una infusión de hojas frescas de olivo es una cucharada sopera de hojas por cada taza de agua, infundir durante 10 minutos y tomar 3 tazas al día antes de las comidas.

Equipo de redacción
Alfonso Martínez
Naturista y fitoterapeuta

Consultas en línea virtual
Citas al correo naturistaalfonso@outlook.com
Whatsapp +52 1 222 883 0904