Neofobia alimentaria.

Cuatro de cada diez niños se niegan a probar algo nuevo, esta conducta que en el pasado cumplía una función al protegernos contra el envenenamiento, hoy provoca más de un dolor de cabeza en los padres y llega a convertirse en un auténtico problema.

La neofobia es una de las causas de la inapetencia infantil y por tanto, del empobrecimiento de la dieta porque por lo general, manifiestan su aversión hacia las verduras y las comidas ricas en proteínas.

Los niños empiezan a mostrar neofobia alimentaria a partir de los dos años de edad y en los casos más graves, puede mantenerse hasta la edad adulta, así resulta importante no forzarles a que coman un nuevo alimento, incorporarlos uno a uno, en pequeñas cantidades y de manera repetida.

En muchos casos, suele ser necesario ofrecer un alimento nuevo unas diez veces como mínimo para que lo acepten, los especialistas han comprobado que los niños muestran más tolerancia a las comidas nuevas tras dos semanas de exposición paciente y continuada.

Sin embargo, los padres suelen cambiar de alimento cuando el niño lo ha rechazado unas 3 o 5 veces.

A partir de los dos años resulta muy difícil introducir cosas con las que no ha existido experiencia gustativa intrauterina o a través de la leche materna, de manera que las madres que siguen una dieta monótona durante el embarazo y la lactancia en cierta manera predisponen a sus hijos a la neofobia.

La actitud de los padres es muy importante, aunque hay estudios que señalan que la neofobia es hereditaria.

Por otro lado, y como es normal, los niños también tienen sus preferencias y hay que respetarlas, pero no hay que ceder a los caprichos, si rechaza el alimento nuevo, no se debe cambiar por otro que le guste, ya que así será muy difícil que lo incorpore.

Estrategias para superar la neofobia alimentaria

  • Mantenga una atmósfera cómoda durante las comidas.
  • Ofrecer alimentos menos preferidos junto con alimentos favoritos.
  • Hablar acerca de aspectos sensoriales de los alimentos tales como el sabor y la textura, es decir, dejar de cierto modo que los niños toquen su comida y sienta la textura de los alimentos.
  • Enseñe vocabulario relacionado a los alimentos, de modo que ellos puedan explicar por qué no les gusta un alimento.
  • Sea empático; recuerde que los niños tienen más papilas gustativas.
  • Haga una fiesta de degustación (juego) para introducir nuevos alimentos.
  • Muestre los alimentos antes de la hora de la comida.
  • Involucre a los niños en la preparación.
  • Permita que los niños ensamblen su propia combinación de alimentos (sándwich, ensaladas).
  • Ayude a los niños a ver como el nuevo alimento es similar a un alimento que ellos ya conocen.
  • Ofrezca el alimento muchas veces (número ilimitado de veces).
  • Recuerde que los papas y personas que conviven con el niño son un poderoso modelo de comportamiento.
  • Continúe ofreciendo alimentos que han sido rechazados.

Lo importante de esta etapa es armarse de paciencia y valor, no es en absoluto fácil, pero es fundamental buscar el ajuste para enfrentar este miedo irracional hacia los nuevos alimentos, pues de esto depende el estado nutricional de los pequeños.

 

Referencias
http://www.cals.uidaho.edu/feeding/fortrainers/handouts/pdf/panish_eating_handout.pdf
http://www.desarrolloinfantil.net/nutricion-infantil/nino-rechaza-nuevos-alimentos

 

Alfonso Campos
Naturista y fitoterapeuta

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