Aprendamos a ver la enfermedad con una mirada natural, sin fatalidad y sin tragedia, la muerte como un equilibrio.
Los zapotecos de Monte Albán jugaban como muchas culturas precolombinas al juego de la pelota, ya muchos saben las reglas pues era como una mezcla de vóley ball sin usar las manos con básquetbol sin rebotar la pelota, los equipos jugaban a morir y al decir al morir así era literalmente pero se sabe que el equipo ganador era el que moría y habían jugado con todo para ganar pues la muerte con honor para ellos una forma de premio a la vida, cuando los españoles vinieron ellos tenían una visión distinta y se horrorizaron de este juego, de ver a las doncellas ir al sacrifico convencidas de morir y de la valentía de como los antiguos enfrentaban la muerte; de todo esto solo heredamos el humor por la muerte y por ello la celebración de día de muertos es una muestra de esta visión pasiva que los mexicanos tenemos sobre la muerte, la tenemos pero a veces la olvidamos y también nos horrorizamos ante ella cuando la realidad es que la muerte es la parte complementaria de la vida, si no existiera la noche no podríamos distinguir la claridad del día, la muerte es menos oscura que la noche pues mediante ella damos la oportunidad de vida a los hijos, a los nietos y además tenemos la oportunidad de descansar.
Imagino la muerte y pienso en una ocasión cuando era joven que trabajé mucho, había madrugado después de desvelado para trabajar todo el día en un campo de mandarinas en Veracruz, viajar toda la noche y entregar una carga de frutas de madrugada en Cuernavaca, esa madrugada llegué muy cansado que si dormir hubiera sido no volver a despertar con todo gusto hubiera dormido, quedé con frío en una banca del mercado donde con toda seguridad más de alguna rata me pudo pasar por encima, caí al piso por lo reducido de la banca y aún así no desperté a pesar del frío y no tener una frazada, dormí y al día siguiente pude irme a un hotel y seguí durmiendo, siempre recuerdo a Shakespeare cuando hablo de dormir y la muerte «Dormir y tal vez soñar» y entonces la experiencia me quedó en la piel y siempre cuando pienso en la muerte me acuerdo de aquella noche de profundo cansancio y digo «cuando me toque verme con la muerte, tal vez sea que yo también ya deseo dormir, dormir y no despertar, dormir y tal ves soñar» Pensemos en la muerte como algo que un día el cuerpo necesitará para encontrar su equilibrio, pensemos en ella como algo que un día desearemos para descansar.

 


Alfonso Martínez
Naturista y fitoterapeuta.