El ajo es un alimento muy poderoso que debido a la alína que posee que, por medio de la enzima aliinasa, se convierte en alicina, y ésta hace que se desprenda el olor y las propiedades antisépticas, fungicidas, bactericidas y depurativas, fortaleciendo el sistema inmunológico y mejorando la salud cardiovascular.

La ESCOP indica su uso como coadyuvante en la profilaxis de la aterosclerosis y para el tratamiento de las hiperlipidemias. También se utiliza para mejorar la circulación en los trastornos vasculares arteriales periféricos: hipertensión arterial, arteriopatías, claudicación intermitente, prevención de tromboembolismos.

Además tiene un efecto ligeramente hipolipemiante esto es que ayuda a controlar el colesterol y los triglicéridos. También posee propiedades antiagregantes que contribuyen a evitar la formación de trombos sanguíneos, haciendo que la sangre sea más fluida. Por lo tanto, es un alimento excelente para personas que hayan tenido problemas de trombosis o embolias.

Debido a que tiene acción antimicrobiana ayuda a prevenir y combatir resfriados, catarros, gripes comunes y otras afecciones de las vías respiratorias, elevando las defensas de nuestro cuerpo. Así, el ajo mantiene alejadas diferentes infecciones respiratorias.

El consumo de ajo fresco constituye uno de los remedios más empleados popularmente para combatir las enfermedades inflamatorias y degenerativas osteoarticulares.

Equipo de redacción
Alfonso Martínez
Naturista y fitoterapeuta

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