La enfermedad nos puede hacer cambiar nuestra mente y nuestro pensamiento, es el verdadero crisol de nuestro carácter y nuestras ideas, cuando estamos sanos podemos ver la vida con objetividad y positivismo pero cuando la enfermedad nos acorrala pone a prueba ese pensamiento, no es tiempo de desistir por la enfermedad sino de entender y lo primero que debemos entender es en la no fatalidad aunque el desenlace sea no grato no será fatal en la medida que nosotros no lo consideremos fatal.
Cuando los españoles llegaron a México consideraron primitivo, aberrante y monstruosa el sacrificio humano y muy ignorante cuando se enteraron que muchas doncellas iban al sacrificio con orgullo y por voluntad propia, que muchos jugadores de la pelota jugaban a ganar sabiendo que ganaban la muerte, la diferencia radicaba en el pensamiento pues para los aztecas el pensamiento estaba puesto más allá de la vida y la muerte no era más que un peldaño para llegar; entonces no compartían el mismo significado para los españoles quienes veían la muerte relacionada a la derrota a la batalla perdida y era fatal, espantosa e inaceptable además ir por voluntad propia a ella no estaba en su idiosincrasia; no digo que el sacrificio sea una actividad acertada o no sino de fondo hablo de la idea de la muerte como fatalidad o como proceso.
La enfermedad en la mayoría de ocasiones no deriva en muerte y en otras si pero con sus propios procesos y con la defensa que nuestro cuerpo pueda presentar ante ella pero el miedo es capaz de matar con fatalidad, el miedo a la muerte es el miedo a la nada, díganme ¿Cómo evitar la muerte? se le puede tener miedo al dentista y no visitarlo aunque la salud dental se vea disminuida, se puede tener miedo a la civilización y alejarse de ella en una vida semi ermitaña pero feliz, se puede temer a Dios y vivir con la sensación de la mirada que acusa, se puede temer a muchas cosas pero el temor a la muerte carece de sustento pues la muerte es la razón por la cual la vida existe, la muerte es la oportunidad de vida para otros y la muerte es el descanso que un día necesitaremos; no podemos evitarlo y la humanidad ha buscado sin éxito perpetuar la existencia a la eternidad pero eso no ha sido ni será posible; entonces si no se puede evitar y si al final es parte de la vida ¿Por qué temer a la muerte? si el temor hace que salgamos a abrazarla al camino.
El pensamiento positivo no se trata de ignorar sino de entender, la enfermedad se trata precisamente de mucho entendimiento y sobre todo aceptación; aceptación pensando que el futuro todo estará mejor.
Todos enfermamos y eso es naturaleza humana, todos morimos y es destino humano pero en este proceso nuestro cuerpo siempre intentará mantenernos vivos y subsistir hasta el último día y el pensamiento negativo lo cohíbe el pensamiento positivo lo anima a seguir batallando por nosotros.
Abrazos
Alfonso Martínez