Hace unos días se celebró el Día Mundial del Cáncer de Mama. Quizá como era domingo y las televisiones en España no tenían demasiada información que despachar, los telediarios se nutrieron de ese acontecimiento en buena parte. Abundaron los videos de carreras populares en muchas ciudades del país y de bailes solidarios en favor de la lucha contra la enfermedad. Hubo entrevistas a afectadas que estaban superando su patología con suma dignidad y se pidió más investigación y que no se olvidara que lo mejor contra el cáncer de mama es la prevención (aunque no hay datos de que ese tumor tenga prevención clara). La gente entendía por prevención diagnóstico precoz, que es lo que muchas veces se consigue con las mamografías frecuentes.

No obstante, se habló poco de una necesidad que es fundamental para cualquiera que tenga que enfrentarse a ese problema: la asistencia desde un primer momento de una unidad de mama multidisciplinaria. Una buena parte de las mujeres que sufren la enfermedad se tratan, afortunadamente, en esas unidades pero aún quedan casos, y no son minoría, que se abordan de manera poco disciplinada. Las féminas suelen conocer bien que la mamografía es algo necesario. La inmensa mayoría de las españolas en eso está informada. Incluso la sanidad de sus respectivas autonomías se encarga de recordárselo por carta. En lo que no están tan al día es en la trascendencia que tiene el que su patología se aborde desde el primer momento en una mesa en la que estén sentados varios especialistas.

El cáncer de mama requiere desde el minuto uno la aquiescencia de distintos profesionales. Hay que sentar al oncólogo clínico, por supuesto, pero también al patólogo que intuya que marcadores moleculares se deben conocer, al cirujano que planeé que intervención es la más conveniente, al plástico que piense cómo hay que reconstruir, al radioterapéuta que diseñe la mejor estrategia para cada paciente, al dermatólogo que palie los efectos secundarios de la quimioterapia y hasta a la ayuda psicosocial que se deba impartir. El consenso entre todos. Entrar en el quirófano sin más, sin haber discutido qué es lo mejor y en que orden, simplemente porque una biopsia ha dado positiva ahora se puede considerar como una mala práctica. Se habla poco de esa necesidad y aún se ven casos de actuación ante el cáncer de mama que son inadmisibles. Es labor de los oncólogos educar a toda la población alertando de la necesidad de una atención integral desde un primer momento. Es más grave las diferencias que pueden ocurrir en este aspecto entre hospitales de varias comunidades que los obstáculos que en ocasiones padecen los gerentes de las instituciones para financiar la moderna quimioterapia que ahora está llegando. El problema de algunos pacientes de cáncer españoles no es precisamente la dificultad al acceso a fármacos modernos. Mucho peor es la dificultad de acceso a una atención integral de la calidad que se debe ofrecer en 2014. Nos no vamos a cansar de repetirlo las veces que haga falta: el mayor factor de riesgo para la salud es la ignorancia.

Fuentes: http://www.elmundo.es/salud/2014/10/23/544816a5ca4741fe5a8b456b.html

Equipo de Redacción
Alfonso Martínez
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