Reducir la sal: Objetivo mundial

La sal ya es como una droga, aumenta el contenido de sal de los alimentos procesados, en exceso duplica el riesgo cardiovascular en diabéticos, estos son algunos de los encabezados en los periódicos y revistas de salud en el mundo, y es por este motivo por el que hemos decidido hacer este artículo sobre los daños a la salud que causa el excesivo consumo de sal.

La Sociedad Española de Cardiología (SEC) ha alertado de que la sal ya puede considerarse como una droga, no sólo por los efectos perjudiciales que provoca en la salud, sino también por la alta capacidad adictiva que posee.

Las personas con diabetes tipo 2 que consumen una dieta alta en sal presentan el doble de riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular que aquellas que ingieren menos de sodio, según alerta un nuevo estudio publicado en ‘Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism’. La diabetes se produce cuando hay un exceso de azúcar en la sangre y las personas desarrollan esta condición cuando sus cuerpos se vuelven resistentes a la hormona insulina, que lleva el azúcar de la sangre a las células.

El aumento en el consumo de sal es una constante en la alimentación actual, a pesar de la posibilidad de sustituir dicha sustancia por otras menos perjudiciales y de las enfermedades que pueden derivarse de su uso abusivo.

Uno de los principales problemas relacionados con la salud que afectan a la población mundial en el siglo XXI son los cambios registrados en los hábitos de alimentación. La aparición de las cadenas de comida rápida o “fast food”, el rápido ritmo de vida y la utilización, cada vez mayor, de comida precocinada, ha desembocado en un aumento considerable en el consumo diario de sal por habitante.

Rico en sodio

El consumo de sodio es necesario ya que, gracias a él, el organismo es capaz de mantener el equilibrio iónico y retener el agua suficiente para conseguir un buen nivel de hidratación.  Por esta razón necesitamos cierta cantidad de sal en la dieta. Se recomienda consumir unos 1500 miligramos de sodio diariamente, esto es menos de la cantidad contenida en una cucharadita de sal.

Tal y como ha demostrado un estudio de la Escuela de Salud Pública de Harvard (EE.UU.), “los estadounidenses no disminuyeron el consumo de sal en los últimos 50 años”, situación que podría extrapolarse a otros países del globo terráqueo.

Esto se debe a que, tal y como afirma el nutricionista y miembro del Comité Científico de la Red Española Tunutricionista, Ramón de Cangas, “no sólo hay que pensar en la sal de adición que nosotros añadimos a los platos, sino que también hay muchos alimentos ricos en sodio”.

Esto trae consigo que, en palabras de la especialista en Endocrinología y Nutrición, Ana Zugasti, “la presencia del sodio en nuestra alimentación llegue a situarse por encima de la cifra diaria recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de unos 2.400 miligramos diarios”.

En los últimos años se han tomado medidas para lograr una minimización del uso de sodio en las costumbres alimenticias mundiales, llegando a tal punto que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha apostado por una yodación universal de la sal, de tal manera que, tal y como comenta Zugasti, “con la ingesta diaria normal de sal (unos 3 gramos/día) se puedan cubrir las necesidades diarias de yodo”.

Hipertensión arterial

Para la especialista Ana Zugasti, “el consumo excesivo de sal es el factor más importante en el aumento de la presión arterial, y por consiguiente, de las enfermedades cardiovasculares”.

Según palabras de Ramón de Cangas, ese consumo excesivo “aumenta el riesgo de sufrir un ataque al corazón, de padecer una insuficiencia renal o un derrame cerebral”. Además, el consumo excesivo de sal “también se relaciona con otras enfermedades como osteoporosis y cáncer de estómago”, según agrega el experto. El riesgo que representan las enfermedades cardiovasculares para nuestro organismo es tal que “se prevé que en 2015 morirán cerca de 20 millones de personas por enfermedades cardiovasculares (ECV)”, afirma Ramón de Cangas.

Zugasti añade a esta aseveración que “en Occidente, las ECV son la primera causa de muerte, siendo la hipertensión arterial el factor de riesgo cardiovascular más importante”.

A la hora de tratar enfermedades como la hipertensión arterial, “hay que tener en cuenta que las personas responden de manera distinta según los tratamientos, por lo que el control médico es imprescindible”, matiza la experta.

Dietas equilibradas

Muchos alimentos contienen sodio en su estado natural por lo que, por lo general, no es necesario consumir productos con sal añadida o agregar sal a los alimentos. En el caso de los niños e infantes la cantidad debe ser menor. Por ejemplo, la Agencia de Estándares de Alimentos de gran Bretaña recomienda que los bebés menores de seis meses consuman menos de un gramo (1000 miligramos) de sal diario, los que tienen entre siete y doce meses de edad un gramo diario y los que tienen entre 1 y tres años de edad dos gramos diarios. Un gramo de sal contiene alrededor de 400 miligramos de sodio. Existe la preocupación de que el alto consumo de sal en los niños e infantes se traduzca en problemas de salud causados por la hipertensión más adelante en la vida.

Los hábitos alimenticios vigentes en la actualidad difieren sobremanera a los de hace varias decenas de años. Es por ello que, según Ana Zugasti, “para disminuir el consumo de sal en la dieta, aparte de reducir el consumo de sal de adicción, es necesario retirar o reducir de forma drástica de nuestra alimentación, entre otros, los platos precocinados, las conservas, la bollería, los pescados salados o ahumados y los ‘snacks’”.

Además, continúa la experta, “una forma útil de aumentar el sabor de los platos reduciendo el uso de la sal de mesa es la sustitución de ésta por hierbas y especias aromáticas, lo que, además, logra realzar el sabor de los platos”.

Por su parte, Ramón de Cangas avisa de que “el abandono de la dieta mediterránea en países como España y el paulatino avance del sedentarismo hacen que el número de afectados por ECV aumente año tras año”.

Es por ello que, a la hora de mejorar nuestros hábitos alimenticios, una alimentación con niveles bajos en sodio, la sustitución de la sal de mesa por hierbas y especias aromáticas, la supresión en nuestra dieta de alimentos de procedencia industrial y altos en grasas, y el fin del sedentarismo parecen ser los principales aspectos a seguir para lograr una mesa sana.

Fuentes:
Infosalus.com
Saludparati.com
salud.latam.msn.com.

Equipo de redacción
Alfonso Martínez
Naturista y fitoterapeuta

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